Ministracion

En el primer libro de Samuel capítulo 17 verso 37 la Biblia declara “Jehová -añadió David-, que me ha librado de las garras de león y de las garras del oso él también me librará de manos de este filisteo”.

Un Mal General

Un mal general que tenemos los seres humanos es que olvidamos con facilidad las victorias que Dios nos ha dado en el transcurso de nuestras vidas. El pueblo de Israel el cual Dios escogió y sacó de Egipto con mano fuerte. Ellos que vieron la mano poderosa de Dios, en cada plaga que YHWH envió a los egipcios, vieron la manifestación del poder del único y verdadero Dios frente a las deidades que creían los egipcios. Vieron el mar dividirse, la columna de nube tapar el sol en el desierto y brindarles sombra, la Columna de fuego de noche alumbrándoles y dándole calor, comieron maná del cielo y ser saciada su sed de una peña.

Pero cada vez que se presentaba una situación adversa, ellos se quejaban maldecían y preferían haberse quedado en Egipto, esto siguió generaciones por generaciones. En el capitulo 17 del primer libro de Samuel, podemos leer que el ejército de Israel estaba temeroso, ocultos en sus tiendas porque había un gigante, que cada día salía a desafiar a cualquier hombre del ejército para pelear con él.

Ninguno de los hombres del ejército tenía el valor pues estaba su confianza en ellos, Aún el rey Saúl el cual establece la palabra que era el más grande entre sus hermanos estaba en su tienda, pero entra en escena un joven pastor Dios me dejas el cual había aprendido a confiar en el Señor.

Había visto como la mano poderosa de Dios había obrado en su pueblo, pero también había obrado en su vida. En el verso 37 de dicho capitulo, David declara que, así como el señor le había librado del oso y del León así también lo liberaría de ese gigante.

David recordaba cada victoria por más insignificante que sea porque era una señal para el que Dios, así como lo hizo en cada momento difícil de su vida, lo volvería hacer en contra de ese gigante.

Las Victorias

Hoy debes de hacer memoria de cada una de las victorias que Dios ha realizado en tu vida, cuantas veces has estado en problemas y el señor ha obrado de una manera poderosa, cuantas veces has estado enfermo y él te ha sanado.

Te reto, así como David tener un salón de victorias un salón que te recuerde cada cosa que el Señor ha hecho en tu vida, para que así cuando se presente una situación o aun la que estás viviendo en este momento puedas darle un paseo por aquella sala y decirle, así como el señor me ha librado del oso y de León así también lo hará en esta ocasión.

No te olvides que cuando se presenta una batalla en tu vida no estás solo, Dios pelea por ti.

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